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La crisis de seguridad volvió a ser el centro de atención para el Gobierno tras un fin de semana violento que dejó 10 homicidios confirmados, incluyendo la muerte de cuatro menores en una balacera en Quilicura y otro hombre acribillado en Viña del Mar. Estos incidentes han intensificado las críticas de la oposición hacia el Ejecutivo, con demandas de renuncia para la ministra del Interior, Carolina Tohá, y su equipo.

El diputado UDI Henry Leal criticó fuertemente a las autoridades de seguridad, calificándolas de «comentaristas» que no logran prevenir los homicidios. Leal también cuestionó la eficacia del Plan Calle Sin Violencia, calificándolo de «fracaso total» y pidió la dimisión de Tohá y sus subsecretarios, Manuel Monsalve y Eduardo Vergara.

En respuesta a los homicidios, la ministra secretaria general de Gobierno, Camila Vallejo, reconoció la gravedad de los hechos pero subrayó que Chile no enfrenta el mismo nivel de inseguridad que otros países de la región. Vallejo destacó las medidas implementadas para controlar el uso de armas de fuego y combatir la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado, además de resaltar el aumento del presupuesto en seguridad y la modernización de las policías.

Vallejo insistió en que, aunque la situación es seria, Chile todavía está a tiempo para tomar acciones que frenen la escalada de violencia. Sin embargo, esta postura fue cuestionada por el diputado Alberto Undurraga, presidente de la Democracia Cristiana, quien señaló que no es adecuado compararse únicamente con los países vecinos y que en Chile se están viendo delitos antes inexistentes.

El debate sobre la seguridad en el país sigue siendo una prioridad en la agenda pública, con un gobierno que defiende sus políticas y una oposición que exige resultados más concretos y cambios en el liderazgo de seguridad.